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viernes, 21 de octubre de 2016

Juan José Mosalini

En aquella época que músicos y cantantes de tango se trasladaban en plan aventurero a París para tratar de imponer este género argentino, ni se imaginaban la trascendencia que tendrían en el futuro, y en la historia del tango mismo. Pero fueron quienes sembraron las semillas que luego germinarían y permitirían la llegada de numerosos compatriotas que conquistarían al público de la Ciudad luz e implantarían definitivamente nuestra música en el viejo continente.

Muchos años más tarde, en aquella violenta etapa de los años setenta, cuando los militares volvieron a dar otro golpe de estado, no sólo hicieron retroceder al país vertiginosamente, hundiéndolo en una deuda externa terriblemente dolorosa, sino que torturaron y mataron, y expulsaron a numerosos argentinos que, por primera vez en la historia, huían para salvar sus vidas. Por sus ideas, por sus amistades, por sus costumbres y..."por las dudas"...

Juan José Mosalini
                                       

El bandoneonista Juan José Mosalini, debió emigrar precisamente por sus ideas. Y se alojó en Francia. Portaba con él una historia de tango que lo vió apilado en la fila de fueyes de las orquestas de Jorge Dragone, Ricardo Tanturi, Horacio Salgán, Leopoldo Federico y Osvaldo Pugliese. En 1962 había ganado el certamen que organizaba Canal 13 de televisión: Nace una estrella, y se integró en la orquesta del propio Canal, antes de dar el salto a las mencionadas formaciones.

Los recuerdos me llevan hasta 1976 o 77, en que por un anuncio pequeñísimo en el Diario El Pais, nos enteramos que Osvaldo Pugliese tocaba esa noche con su orquesta en el Teatro Lara de Madrid. Fue una gran sorpresa y a la noche tuvimos otra más grande. Pese a la falta de publicidad, porque estaba de paso en la capital de España, el teatro se llenó de argentinos. Fue una noche mágica. Y en la fila de fueyes estaban Arturo Penón, Daniel Binelli, Juanjo Mosalini y Rodolfo Mederos.

                                   
Mederos, Binelli, Penón, Pugliese y Mosalini.

Nacido en la ciudad bonaerese de José C. Paz, su padre y su abuelo que tocaban el bandoneón, le trasmitieron al niño la vocación que pronto daría frutos. Con su progenitor estudiaría  teoría, solfeo y armonía, perfeccionándose luego con Ernesto Baffa. Su estilo, su técnica depurada y el sonido limpio, brillante, de su instrumento, le permitieron ganar posiciones rápidamente y ser elegido incluso  por Ástor Piazzolla para una de sus formaciones.

Con Daniel Binelli  crearon el quinteto Guardia nueva  que arrancó en 1970, en el que también arregló los temas que interpretaban, entre grandes aplauusos de los seguidores que los escuchaban en el Teatro San Martín o en el salón de la Facultad de Medicina. Viajaría con Susana Rinaldi, en el conjunto de Juan Carlos Cuacci, a Brasil y Francia y el suceso de esta artista, lo motivó para elegir París como su lugar de vida artística y humana en  la diáspora de 1977.

                                 
Allí formaría eon el afamado pìanista Gustavo Beytelman, instalado entonces en Francia, el grupo Tiempo argentino, que estuvo 5 años en el candelero y dejó grabaciones muy cotizadas. Siguieron trabajando juntos en un trío con el contrabajista Patrice Caratini y en todos los casos dejando
su sello en discos.  Julio Cortázar, que lo seguía e intimaría con Juanjo, le escribiría la presentación en un disco donde Mosalini tocaba solos de bandoneón.

El Senado francés lo distinguirá por su contribución a  la consolidación de las relaciones culturales entre Francia y Argentina. La ceremonia se realizó en el Palacio de Luxemburgo y también le otorgarían la nacionalidad francesa. Con su hijo y César Stroscio dan clases de bandoneón y se han multiplicado los alumnos y los niños que se presentan a las mismas.  Formó su propia orquesta con músicos franceses, ha grabado una buena cantidad de discos, hizo música para películas y vuelve a la Argentina con la entrada de la democracia, porque se lo pide el cuore, pero su lugar está en Francia.



En 2011, estaba yo de viaje en Buenos Aires durante el Festival de Tango, y me acerqué al Centro municipal de Exposiciones en la Avenida Figueroa Alcorta donde había una gran milonga y también actuaciones. Esa noche mágica tocaba la de Horacio Salgán, dirigida desde el piano por su hijo César. Fue una enorme sorpresa y muy emocionante, porque en medio de la actuación, y después de una ejecución, César se paraba y presentaba a un ex bandoneonista de la orquesta de Salgán que volvía a la misma. Y así fueron apareciendo Julio Pane, Néstor Marconi, Leopoldo  Federico y Juanjo Mosalini que se sentaban con su bandoneón, ocupando el sitio que dejaba el anterior convocado. Una hermosura.

                                           
La orquesta de Salgán con Corrales, Mosalini, Federico, Marconi y Pane (tapado)
                                    

A Juan José Mosalini, lo recuerdo hoy con dos grabaciones realizadas en Francia con su orquesta y que muestran su nivelazo artístico y bien tanguero. En este caso se trata de una actuación en vivo, y en primer término va Ciudad Triste, tango de OsvaldoTarantino. Y a continuación esa belleza de Emilio Balcarce: La bordona.

Chapeau!

Ciudad triste - Juan José Mosalini

La bordona - Juan José Mosalini












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