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sábado, 27 de febrero de 2016

De la milonga



Después de tantos años militando en ese mundo sonoro y plástico, sensual y social, cordial y ameno, uno podría estar días enteros hablando de sus experiencias en la milonga. Sobre todo ahora que se viaja por todo el mundo y uno se encuentra con salones de baile destinados al tango, convocando a legiones de milongueros de ambos sexos. Y que siguen girando con las viejas selecciones de grabaciones de los años treinta, cuarenta y cincuenta del siglo pasado.

Los que  tenemos carretel en el mettier, sabemos distinguir a aquellos que sobresalen entre tantos maestros y figuras de escenario, y que han trabajado con dignidad y sapiencia. Con un sincero y valioso ejercicio de magisterio que florecerá en los frutos del futuro. Con ligeros cambios por la imparable marcha de la evolución y lo que traen aparejadas las distintas épocas, pero dejando la raíz, la semilla del tango bien bailado.

                                                  

Como casi siempre hablamos de los hombres, hoy, día de ajetreo en BIEN MILONGA, la que hacemos sábados y martes de todo el año en la CASA DE ARAGÓN de Madrid, quiero traer unas reflexiones de esa grande del tango que es Alejandra Mantiñán, milonguera, bailarina y profesora de postín, que nos deja un par de frases con mucho sentido y sentimiento conductor.

-El sentimiento es entender que el cuerpo entiende una lógica motriz y autónoma. Y cuando vamos en contra de su propia función, llámese tango, salsa, o ballet, nunca nos deja llegar a nuestro propio límite. Eso nos genera frustraciones y no nos deja viajar en el elixir de la danza. Yo predico por una danza libre de tensiones y posiciones no naturales, de eso se trata mi forma de enseñar.

                     


-Del tango me quedaron grabadas muchas cosas. Pero, lo que más me impresiona, es la intensa necesidad general de vivir una vida opuesta a su realidad. Es como un escape, una especie de puerta a la felicidad. La gente está sonriente, se siente importante y especial, y aunque todos lo somos, muchas veces no lo sentimos. Sin embargo, en el tango es casi un estado natural. Eso es lo que no sólo me ha sorprendido siempre, sino que me sigue sorprendiendo cada vez.

Y cuánta razón tiene Alejandra que se ha pasado gran parte de su vida, bailando, dando exhibiciones por el mundo y enseñando. Por eso, para inspirar a las milongueras que tenemos eta noche en nuestra sala, y las que tenemos los martes, la traigo bailando y dejando su hermoso e inconfundible estilo.

                                       
                          
      Acá la vemos bailando la milonga Ella es así (sí, es así), con Leandro Palou, por el sexteto milonguero en Olé Lola, que se realiza en la sala El Obelisco de Buenos Aires.                




Y acá, la misma pareja se luce bailando el tango Todo, por Pedro Laurenz y la voz de Alberto Podestá.

 (¡Qué grosa es Alejandra!...)                                              

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