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sábado, 24 de octubre de 2015

La vida es una milonga

Yo no sé si Rodolfo Scianmarella (que fue inventor de los jingles modernos en España durante el exilio), sabía bailar tango, aunque escribió varios de muy buen gusto y el título de esta milonguita que cantaba Martín Podestá con la orquesta de Pedro Laurenz, nos pone otra vez, desde temprano en situación para darle con todo esta noche en BIEN MILONGA, la que hacemos los sábados y martes en la Casa de Aragón de Madrid.

El secreto consiste en no bailar para los demás sino para uno mismo. Por eso, algunos presuntos exhibicionistas en la pista que se salen del libreto establecido, quedan retratados. Un Di Sarli, un Pugliese deben degustarse a fondo, íntimamente, como ascetas. Pero hoy no quiero dar cátedra, al fin y al cabo todos vamos a pasarla bien, a disfrutar con esa música y como diría uno que la sabía lunga : "se hace lo que se puede". Y porque la vida es una milonga nos citamos esta noche recordando las palabras de Scianmarella al respecto:

La vida es una milonga
y hay que saberla  bailar,                        
en la pista está sobrando
el que pierde su compás.

La vida es una milonga
y hay que saberla bailar,
porque es triste estar sentado
mientras bailan los demás.

 Al fin de cuentas, ese prolijo pedante que exhibe las plumas de lo banal, es un eterno aspirante al escenario donde triunfan y claudican milongueras pretensiones, que decía El Negro Cele. Por eso en nuestra milonga se junta gente que disfruta al mango de esos ratos bailables, senza alardes, pero con un sentimiento gaucho bien posta.

Y luego de esta perorata cariñosa, porque son todos necesarios con sus virtudes y sus defectos, me voy a dar la vuelta sabatina y arranco mi viaje semanal por una milonga de postín, la Sin Rumbo del barrio de Villa Urquiza, en Buenos Aires, que atesora un sinfín de recuerdos. Allí los vemos a esa espléndida pareja, María y Carlos Rivarola iluminando la noche. Y lo hacen bailando con la orquesta de Osvaldo Pugliese, y el tango Don Agustín Bardi.




Y en una de esas vueltitas largas y rituales que me hago hoy, (total son gratis) aparezco en Nueva Zelanda. Y disfruto en la ciudad de Wellington con la pareja integrada por Michelle y Joachim  que se lucen con el tango Derrotado, por Carlos Di Sarli, cantando el Chocho Roberto Florio.

 


Y nada mejor que cerrar precisamente estas exhibiciones, con la que realizan Neri Piliu y Yanina Quiñones, en Odessa esa hermosa ciudad ucraniana a orillas del Mar Negro. Y lo hacen precisamente en el Tango D'amore Festival, con La vida es una milonga.

Mirá vos!

                                        

                                           

                                                                                                                  

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