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sábado, 31 de mayo de 2014

Horacio Godoy: Dj.organizador-bailarín

Hoy he decidido subir al Blog esta nota que le hicieron a todo un hombre de tango como es Horacio Godoy. Reúne varias facetas que lo distinguen y su ejemplo puede servirle a mucha gente que quiere aprender a bailar bien el tango o a pasar música. El reportaje lo escribió Muriel Rébori y lo publicó la Revista: La Milonga argentina. Además me placer ver bailar a Godoy con mi amiga Cecilia Berra que pasó un tiempo viviendo y milongueando en Madrid. Siempre tuvo unas condiciones notables para bailar tango y lo hacía y lo hace de forma natural, sin esfuerzo.

Horacio Godoy: "Artista es aquel que logra transmitir diferentes emociones"

Comenzó como DJ, y en Michelángelo “lloraba todas las noches” escuchándolo a Roberto Goyeneche. Defiende la evolución del tango, pero “primero hay que cultivar la raíz”. De sus grandes maestros dice: “Tenías que aprender viéndolos. Uno preguntaba: ¿Pero, cómo? y te respondían: “miralo, pibe”. Hincha confeso de D’Arienzo, reconoce su admiración por Troilo, y cuenta que en Europa lo asocian a las milongas “rabiosas” de Hugo Díaz.

Artista de pura cepa, no se toma pausas a la hora de buscar nuevos rumbos. Sabe nadar muchos mares y cruzar fronteras, sin perderse y evolucionando en forma admirable. Horacio Godoy, o “el Pebete” como le dicen popularmente, sobresale en todo lo que se propone: como bailarín, docente, productor, y musicalizador de “La Viruta”, la milonga que junto a Luis Solanas y Cecilia Troncoso, organiza desde hace 15 años.
Además, es papá de Carmela y Catalina, y esposo de Mercedes D’Orta, periodista e instructora de yoga, a quien conoció en la milonga del subsuelo del club Armenio. Y hermano de Mora Godoy, e hijo de la periodista Blanca Rébori.
Godoy cultivó su propio estilo para bailar, y cuando lo hace el público a través de su cuerpo va escuchando la música. En lo que va del año, ya dejó su huella por Europa, Estados Unidos, México y Ecuador. Y lo esperan nuevas giras para los meses venideros…
En esta entrevista, abordó todos los temas de su versátil trabajo y la actualidad tanguera:
- ¿Te gusta participar de los festivales internacionales?
- Era algo que tenía pendiente. En un comienzo no pude porque estaba en “Tanguera” y después me dediqué a la familia, pero ahora llegó el momento de meterme un poco en el mercado y la verdad lo disfruto porque quería vivenciar qué era eso de estar en Europa.

- ¿Cómo empezaste a bailar tango?
- Comencé como DJ en 1991, en Michelángelo, y luego arranqué a tomar clases en la escuela de Miguel Ángel Zotto. Mis grandes referentes han sido Miguel Ángel, Julio Balmaceda padre, Graciela González, y a los milongueros de Urquiza les debo todo: Al Chino Perico, Carlitos Moyano, el Turco José, Gavito, que si bien no era de Urquiza, también me enseñó mucho, y por supuesto, a Pepito Avellaneda. Por suerte, llegué a agarrar el último eslabón de la cadena, y eso fue lo que me dio el sello. Ahí tenías que aprender viéndolos. Uno preguntaba: ¿Pero, cómo? y te respondían: “miralo, pibe”.
- ¿Y después llegó La Viruta?
- Antes hicimos con Juan Fabbri la milonga de Almagro, los martes, y después, sí, nos asociamos con Luis y Cecilia para organizar La Viruta, hace más de 15 años ya.
- ¿Crees que hay verdaderos artistas en el tango?
- Muchas veces se confunde el artista con el género. No todos los bailarines y músicos son artistas, muy pocos llegan a esa línea. Ojalá yo llegue algún día porque es muy difícil. Mi primer encuentro con el arte fue con el Polaco Goyeneche. Yo trabajaba en Michelángelo y todas las noches me hacía llorar. Trataba de mentalizarme de que esa vez no lo iba hacer y no podía. Toda la sala lloraba. El no era un cantante, era un artista. El logró cruzar ese límite que muy pocos pueden hacer. Lo mismo pasa con los bailarines. Artista es el que logra transmitir distintas emociones, como llorar, calentarse, enojarse y todas las que se te ocurran. Es el que consigue que la emoción se apode del público.

Bailando con Cecilia Berra
                                                  - ¿Qué opinás de lo que dijo Gustavo Naveira en nuestra edición anterior respecto de la evolución del tango?
H: Creo que siempre tiene que haber un desarrollo evolutivo de cualquier arte, porque la sociedad va cambiando. Primero uno tiene que cultivar la raíz para después poder darle su propio criterio de evolución, que es lo que a veces no pasa porque arrancan directamente con lo que es tango nuevo. Por eso, muchas veces la gente no sabe lo que es un tango milonguero, o de salón, o canyengue, como tampoco tienen idea si está sonando D‘Agostino, Pugliese o D’Arienzo. Se pierde la esencia si uno no tiene la base, y después se ve algo hueco, vacío, mas allá del desarrollo que quieran hacer.
- ¿Cuántos estilos de tango hay?
- El Milonguero y el de salón, es un Boca-River. Después, el tango se divide en los bailarines de festivales, en los de milonga, en los de casas de tango y en los de tango escenario.

Tango de “poros abiertos”
Como dis-jockey, “El Pebete” colecciona en su computadora “12 mil grabaciones de tango”, y admite que para poder escucharlas “necesitaría muchos años, así que lo hago cuando puedo”. Cuando se le pregunta cuál es su orquesta favorita, responde enseguida con una sonrisa: “¡Yo soy hincha de Juan D’Arienzo! Pero la mejor orquesta, el que me parece que entendió la esencia del tango fue Aníbal Troilo. Por robo”.  Una “travesura” artística muy recordada fue su experiencia de “director de la Orquesta Color Tango”, y así lo recuerda: “Estábamos con Roberto Álvarez sentados en La Viruta y él me cuenta que sabe que yo soy hincha de D’Arienzo y no de Pugliese, a lo que yo le respondo que Pugliese me gusta, pero mi corazón esta en D’Arienzo, entonces Roberto me dice que van a tocar “Este es el rey” para mi. Y ahí fue que me desafió a que yo los dirigiera porque le dije que no hacían bien las pausas. ¡Salimos y salió increíble!”.
- ¿Qué significa La Viruta para vos?
- Más allá de que sea un slogan, es el semillero del tango. Realmente, cumple con ese rol y cumplimos con un formato de milonga que, sin perder la esencia, mutó. Porque no es una práctica, ni es una milonga tradicional. Logró tomar carácter propio a lo largo del tiempo y es un punto de encuentro para muchos de los bailarines cuando vuelven de las giras. El trabajo que hacemos con Cecilia y Luis es muy fino, muchas veces nos sentamos a pensar hacia dónde queremos que vaya el barco… Hay que estar 15 años en un lugar que abre de miércoles a domingos.


- ¿Cómo ves el circuito de milongas hoy?
- En las milongas porteñas se generó, como nunca en la historia, un clima de camaradería increíble. La relación con Omar Viola, con los chicos de Práctica X,  de Malcom, de Gricel, de Sunderland es realmente excelente. Entendimos que con las milongas cumplimos un rol cultural recreativo.
- ¿En La Viruta es difícil aprender a bailar? 
- El objetivo de La Viruta es que la gente baile de manera social y muchas veces no es bailar estilísticamente bien. Ahora, si la persona se quiere perfeccionar sabe qué días puede venir porque hay maestros que enseñan niveles avanzados con criterio y buen desarrollo pedagógico. La principal meta nuestra es que las personas que nunca bailaron en su vida se animen hacerlo y se incorporen a este mundo que tiene algunos códigos de convivencia. El poder de retención que tiene La Viruta, de alumnos intermedios y principiantes, es muy alto a comparación de otras escuelas.

 - ¿Cómo elegís los tangos para una exhibición?
- Ahora estoy bailando algunas milongas más rabiosas de Hugo Díaz, o hago algo antes del ‘35 o después del ‘50, no bailo mucho tango tradicional del 40. Esta es una decisión porque me gusta bailar desde un lugar más visceral que no estaba del todo cubierto y que funciona bien. Hace unos meses, en Turquía bailamos cuatro tangos muy viscerales con mi compañera, Cecilia Berra. Evidentemente, estoy asociado en Europa y los Estados Unidos a un tango “de poros abiertos”.
- ¿Alguna vez soñaste con todo esto?
- Siempre me puse objetivos e intenté cumplirlos y hasta que no los lograba no paraba. A mi me costó muchísimo, yo era un patadura. A los 20 años era una silla bailando, no como los pibes de ahora que vuelan. La tuve que pelear, los primeros años tomaba clases todos los días y bailaba mínimo 8 horas, de lunes a lunes.  

“Es muy difícil conseguir pareja de baile”
Desde hace seis meses, Horacio baila con Cecilia Berra, aunque también hace algunos trabajos puntuales con Alejandra Mantiñan y con Marcela Durán en “Forever Tango”. Anteriormente, bailó con Cecilia García. “Lo que encontramos con Cecilia García, mi anterior compañera, fue muy productivo. Cecilia tiene mucha presencia. Y con “Ceci” Berra estamos hace poco tiempo y lo estamos trabajando”, describe.
- ¿Qué tiene que tener una bailarina para bailar con vos?
- Hoy, lo que yo necesito para bailar es que tenga un mix de lo tradicional y lo nuevo. Es muy difícil conseguir pareja de baile tanto para la mujer como para el hombre.
- ¿Por qué?
- Principalmente por el lado humano, porque uno convive mucho en las giras con la pareja, y también le tiene que gustar a mi mujer porque yo me voy a ir con esa persona, y ya tenemos dos cosas “extra baile”. Después, está el tema de la danza en donde uno tiene que coordinar energías, dinámicas, estilos y sobre todo gustos. Ahí esta el verdadero crecimiento de la pareja, en las diferencias.

- ¿Quién es “la Maradona” del tango?
- En el escenario es Mora Godoy, y por robo. Lo que hizo ella como bailarina, empresaria, coreógrafa y con su escuela no lo ha hecho ninguna bailarin

- ¿Bailás lo mismo en un festival que en un escenario?
- Muchas veces si, pero lo que no se comparte son los niveles de energía. Por ejemplo, en un festival de Portugal cambiamos todo a último momento porque el público era muy milonguero y nosotros habíamos preparado un show “muy arriba”. Era un salón señorial, pequeño y con luces blancas. Fue la primera vez en mi vida que abrí una exhibición con Troilo-Fiorentino, y una milonga de Donato. En cambio, en el escenario uno juega con las luces, los frentes y otras cosas más, entonces podés hacer un tema como los del Polaco Goyeneche muy abajo o muy arriba como Hugo Díaz. Esa es la magia del escenario.
- También produjiste el CD de Esteban Morgado.
- Produje el CD de Morgado con el que ganamos el premio Carlos Gardel, estuvo nominado al Grammy y estamos en miras de producir un show. Además estoy haciendo un micro de tango en radio con Pablo de León, los lunes a las 20:30.
- ¿Qué consejo le darías al lector en relación a su vínculo con la milonga?
- Creo que en este mundo tan mentalizado y globalizado, hacer corporal algo es buenísimo. En los tiempos que corren, uno tiene que ser ganador, efectivo, y el arte es precisamente todo lo contrario. Cuanto más efectivo, menos artístico es. Por ejemplo, a veces, les explico a los chicos que para bailar a “El Tuerto” (N. de R.: Carlos Di Sarli),  tienen que salir a perdedor, porque si salen a ganador no van a entender su esencia

                 Muriel Rébori  Fotos: Alejandra Marín, Daniel C. Mora y gentileza H. Godoy

Y acá lo vemos bailando en un Festival en Italia en el año 2009, con la  genial Alejandra Mantiñán. Lo hacen con el tango Mano a mano por Hugo Díaz con su armónica y acompañamiento.

¡Difícil, eh!

                                                         

                                   

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