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jueves, 13 de febrero de 2014

José Rial

Hablar de este poeta del tango me trae grandes recuerdos de mi adolescencia, porque vivía a doscientos metros de mi casa, y solía verlo llegar los sábados al café de Los Patos y Colonia, donde la barra de muchachos nos citábamos para tomar el vermouth. Y yo gracias a mi hermano que era mayor.

El almacén y despacho de bebidas, tenía sobre la parte que daba a la calle Los Patos, un palenque para atar caballos porque por ahí andaban todavía algunos gauchos de la hermandad de Gloria, Patria y Tradición, que siempre desfilaban por la Avenida Caseros para el Día de la Tradición. Y jugaban a la cucaña, la sortija y otras atracciones para nosotros. Y José Rial caía al café, con su sulky, flor en el ojal, funyi, y pañuelo galleta al cuello, ataba el matungo al palenque, saludaba a todo el mundo y se dedicaba a charlotear con la gente mayor, mientras saboreaban la Hesperidina o el Pineral.

                                                   
                                 
Su hermano era puntero de la Unión Cívica Radical y en días de eleccciones internas solía caer al boliche a juntar adhesiones para alguna lista. A mí me impresionaba la pinta criollaza de Rial y como a esa altura de mis jóvenes años había escuchado mucho a Gardel, por mi hermano, los temas que le grabó el Morocho me parecían unas joyitas.

                                                 


Nada menos que nueve obras le registró el gran cantor. El que más me gustaba por entonces era: Se llama mujer, en colaboración con otro prócer del barrio, el Negro Guillermo Desiderio Barbieri, que era guitarrista de Gardel. Pero los clásicos: Corazoncito, Ebrio, Preparate p'al domingo, Primero yo, Resignate hermano o ese valsecito inclaudicable que marcó uno de los primeros éxitos de Alberto Podestá en la orquesta de Di Sarli: Rosas de otoño, son de primer nivel. Y dicen que Gardel lo tuvo como caballito de batalla y lo cantaba en todas sus presentaciones, desde que lo estrenó. La primera grabación de este vals la realizó en 1923, con las guitarras de Ricardo y Barbieri.

Todos estos temas me traen muchos recuerdos. Como el de la noviecita de un amigo que estaba loca por el tango Corazoncito y éste me pidió que le transcribiera los versos. O Preparate p'al domingo, que lo festejábamos cuando ya empezamos a concurrir al Hipódromo. Y esas palabras que quedan registradas en nuestra memoria para siempre: "Los amigos se cotizan / en las malas y en las buenas. / A mí me dieron la chaucha /y la reparto con vos...."

                                           
Conocí al bandoneonista Rafael Rossi en Radio del Pueblo, gracias a mi amigo de Mercedes, cuyo padre -guitarrero y cantor- era amigo de la infancia de Rossi. Era muy campechano y nos íbamos a tomar algo con él, al café de la esquina de Ayacucho y Santa Fe. Y en la charleta nos contaba que conoció a Rial en la casa de Guillermo Barbieri, a quien ayudaba a trascribir algunas composiciones, porque no sabía mucha música. Se hicieron amigos y juntos crearon esos temas gardelianos: Primero yo, Corazoncito y Ebrio.

                                                      



Con los años uno se da cuenta del valor de aquellos poetas y músicos y de la importancia que tuvo para mi formación el haber podido charlar con estas personas. Y las cosas que iban contando, de Gardel, de Corsini, de aquella gente que marcó pautas y dejó una profunda huella en nuestro cancionero. Rial ya había fallecido cuando estuve con Rafael Rossi y destacaba su gran faceta criollista y las remembranzas de los antiguos payadores, que influyeron en sus versos. Porque la infancia de Rial ocurrió en el Parque Patricios que por entonces era el barrio de los Corrales.

                                                     
Hoy lo traigo del recuerdo en este tango que hizo en 1930 y que lleva letra y música suya: Hágame el favor, que grabara Gardel y y que Jorge Durán cantó y registró con la orquesta de José Basso el 10 de enero de 1956.

                                     



Y como flor pa'este ojal, José Rial revive en la voz del Morocho acompañado por la orquesta de Francisco Canaro en el valsecito que aquel compusiera con Barbieri: Rosas de otoño

                                         


                                           

3 comentarios:

  1. estimado otero aunque ando medio fallando al palo de la salud si viene por la reina del plata en un futuro me gustaria saludarlo .imagino que lo esperan muchos amigos y bueno feca por medio charlar de nuestra comun pasion el gotan.personalmente lo conozco ya que lo vi una tarde que yo estaba en el tortoni con un gomia y me lo marco como el famoso otero,bueno al menos lo entero de que es famoso ja.... mi tubo el 4 931 6035 y vivo en boedo asi que le quedara cerca de patricios cafetear en el turistico ahora cafe homero manzi ya que la esquina de boedo y carlos calvo donde estaba el cafe alabama bautizado como la esquina de o pugliese hoy es simplemente un comedero mas ,hasta hace un par de años muchos cantores de los buenos momentos del tango como el paya ,oscarcito ferrari ribo hugo marcel valdez godoy nelly vazquez y tantos echaban el resto de lo que quedaba del tango cancion y en la mesa de la vereda los tenia reunidos entre actuacion y actuacion contandome anecdotas e historias abrazo tanguero

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  2. Hermosa nota,me encanta el tango y admiro a los cantores,músicos y por supuesto también a los letristas como el señor Rial.,tengo 38 años y lamento no haber nacido 100 años antes.Soy de Zárate,ciudad capital provincial del tango.Saludos!.

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