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lunes, 30 de diciembre de 2013

El barrio

En la víspera del cierre del 2013, los amigos del barrio nos llamamos por teléfono, nos enviamos postales llenos de buenos deseos y de recuerdos compartidos, y mezclamos algún tanguito que nos une.

Porque los porteños somos gente de pertenencia al barrio. Lo llevamos como bandera por el mundo y cuando nos presentan a otro conciudadano, la pregunta es inmediata: ¿De qué barrio sos?
                      

Es el reconocimiento a la infancia, a la adolescencia y juventud que nos unió con esa barra de muchachos que se mantiene adherida a aquellos felices momentos en que el futuro estaba tan lejos. según creíamos, aunque realmente estaba muy cerca. Porque los años vuelan, los almanaques se deshojan con facilidad y llegan los hijos, los nietos, pero el tango y el barrio siguen firmes, anclados a nuestros corazones.

                                   


Y aquellas horas de sueños compartidos, de inolvidables partidos de fútbol contra muchachos de otros barrios donde había que salvar el orgullo, la primera novia, los tangos iniciáticos en la milonga, las peleas juveniles, los picados de los sábados a la tarde, la actuación de las orquestas de Pugliese, Troilo, D'Arienzo, Di Sarli, Gobbi en Huracán -el gran club del barrio-, los carnavales multitudinarios ; todo forma parte del álbum de vida que nos acompañará hasta el final.

El poeta Héctor Negro escribió esta Plegaria para Buenos Aires que me parece genial:

Ciudad nuestra que estás en el Plata
(Pero más en nuestros corazones).
Enarbolado sea tu nombre.
Venga a nos el tu tango.
Hágase tu voluntad
así en el Centro como en los barrios.
El tango nuestro de cada día, dánosle hoy
y perdona nuestras melancolías
así como nosotros perdonamos
a nuestros desmemoriados.
Y no nos dejes caer en la sinrazón.
Más líbranos de tus sinrazones.
Amén.

Yo soy de Parque Patricios es un tango de Víctor Felice y Carlos Lucero que Angelito Vargas -prócer del barrio-, grabó en 1945 con la orquesta de Ángel D'Agostino y que sigue sonando amistosamente en las milongas de todas  partes. Afortunadamente hay muchos temas dedicados a mi barrio porteño, que tuvo poetas como José Rial -a quien conocí porque vivía a doscientos metros de casa-, músicos como el Negro Barbieri y también se aposentaron en esas cuadras cachuzas Julián Centeya, Discépolo, Tanturi, Roberto Firpo, El Lecherito Juan B. Guido y muchos otros tangueros.

                                   


Hoy quiero recordar a mi barrio con este verso que compuse en su día.



DEL PARQUE


                                                                         “Te fundo en la noche larga,

                                                                                                   de trampas, sueños y yeites”.

                                                                                                    Juan Carlos La Madrid

Fui de Parque Patricios, atalaya del tango,
donde hicieron estela Firpo, Manzi, Centeya,
José Rial y Barbieri, Angel Vargas, Discépolo
y que fui abandonando, persiguiendo una estrella.

Con esto dejo claro qué bondi me retorna
hacia aquel piberío de mi infancia quemera,
rastreando el sur perdido de los versos de Homero,
como el rumbo certero de mi vieja gomera.

Hogañas madrugadas, recaladas de antaño,
germinadas en fintas, corridas y hamacadas,
porque aunque el destino diseñara destierros,
el tango, ese suncho, dejó un feite en mi alma.

Gastada geografía de profundos zaguanes,
paredes castigadas por soles oxidados,
que conservan vestigios de mis calcomanías
sobre filias y fobias, aventuras y amores.

Estoy siempre volviendo a Caseros y Luna,
a ese feca, confesionario de amores y de pecas,
aunque acuse la mesa un menos diez chinchonero
por la cruel borratina en la barra lontana.

Me lubriqué en tangos viejos paridos en Corrales:
La piba Milonguita de la calle Chiclana,
El amanecer de Firpo urdido en un tranvía,
la cortada de Arena cantada por Centeya.

El Parque es ese rioba que me sigue esperando
cansao de que me estrole en refalosas cucañas
y mis borrosas hazañas sean sólo ceniza,
como aquel primer pucho que aplasté en la vereda.

                                                            jmo

Por eso es que  esta noche se hará recordación, reza el valsecito que inmortalizó el cabezón Alberto Castillo y que cantaron todas las barras porteñas culminando alguna noche garufeada a tope. Todos los barrios porteños tienen tangos, valsecitos y milongas dedicadas -lo que demuestra cómo tira el cuore a la hora del recuerdo-,  y el Parque no podía ser menos. Conservo muchos amigos de las lindas horas en esas calles que supe caminar y que me siguen recibiendo en cada vuelta al pago. 

                                       
                                         

En el penúltimo día del 2013, pongo la marcha atrás y de reculié lo visito a través de un tango, una milonga y un valsecito. 

Se trata del tango de Francisco García Jiménez y Miguel Padula: El mortero del globito, por la Orquesta Típica Víctor con la voz de Alberto Gómez. La milonga Parque Patricios, que nunca me canso de bailar, de Francisco Laino y Antonio Radicci, por la orquesta de Francisco Canaro cantando Ernesto Famá.




Y cierro esta recordación con el romántico valsecito de mi querida amiga Martina Iñíguez y el guitarrista del Parque, Mateo Villalba: Parque Patricios, que canta Maura Sebastián, acompañada por el cuarteto  de guitarras que dirige Mateo precisamente.

                                           

                                                                    


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